sábado, 11 de julio de 2015

EL TERREMOTO DE SARCHÍ, 6 DE JUNIO DE 1912, COSTA RICA (SEGUNDA PARTE: NARRACIONES)

EL TERREMOTO DE SARCHÍ, 6 DE JUNIO DE 1912, COSTA RICA (SEGUNDA PARTE: NARRACIONES)


Periódico La Información

Sr. Fernando Borges, Redactor de La Información

Con el propósito de informar gráficamente a nuestros lectores hice viaje a Sarchí, teatro de la catástrofe, por la vía de Atenas y Naranjo. La lluvia rigurosa, el mal estado del camino y los muchos derrumbes de este, me impidió llegar a Toro Amarillo, donde el desastre ha tenido su verdadero centro. Era de verse el afán y buena voluntad con que los campesinos de los alrededores marchaban llevando los pocos auxilios de que disponían, al lugar donde residen sus desgraciados hermanos.

Sarchí se extiende en una corta planicie entre Grecia y Naranjo. Las casas en general, son allí de madera y cubiertas de teja de barro. La iglesia de piedra de Pavas, rodeada de muros espesos de mampostería. Para conocer la violencia de la sacudida me bastó ver todos los techos deshechos. En algunas casas se nos mostró, como efecto del terremoto, la separación completa entre habitaciones que estaban contiguas, a causa de haberse roro las maderas que antes la unían. La Iglesia quedó con grandes hendiduras, a mi juicio inservible, y aunque no la hizo caer el terremoto si derribó parte de uno de los muros que cierran el cementerio. Cuando llegué ahí, todo el mundo estaba consternado; y las gentes, en grupos, hacían los comentarios más desconsolados acerca de la suerte de los montañeses. No se animaban los más a emprender la marcha a la montaña. Las señales dejadas por el terremoto son en verdad a propósito para inducir al espanto; hacia el lado del Poás, un túnel de unos 8 a 10 metros cuadrados, a través del cual aparece el cielo del otro lado del cerro; hacia el lado del volcán de Barba un acantilado a pico da idea del embate del temblor. Sobre todo eso, el comentario cada vez más documentado acerca de las desgracias ocurridas.

En la bajada del Río Grande encontramos grandes derrumbes y el camino obstruido por la gran avenida del río. Allí me salió al paso un grupo de campesinos que se ocupaban en buscar cadáveres de la catástrofe de Sarchí. Entre esos campesinos estaba Roberto Castro quién perdió a su esposa Clotilde Serrano de 19 años de edad y a las hijas de su primer matrimonio Casta y Gloria de 14 y 4 años respectivamente. Castro es un noble y simpático campesino de unos 40 años de edad y su afán es dar con los cadáveres de sus familiares, venía de Atenas donde fue llamado por haberse encontrado en Cebadilla, el cadáver de una joven que resultó ser el de la mayor de sus hijas.

Paso del río Sarchí


El río Sarchí corre por altos paredones y procede de vírgenes selvas que cubren las faldas de la cordillera del Poás. Por cierto que constituye una de las diversiones predilectas del campesino, la de ir a este río a ver bajar las crecientes. A corta distancia del camino, y bajando el río había un pequeño estribo plano, como de media manzana. A este plan no había llegado jamás la sacudida de un temblor; y siendo por lo demás un lugar fresco y fértil, fue escogido por el señor Roberto Castro para asiento de su habitación y establecimiento de un magnífico trapiche movido por agua. Puso allí, pues, su casa de madera, mirando al río y separado de él, por un patio. Al final de este un paredón de tres o cuatro metros de altura, bajaba derecho al cauce. Castro realizaba con su familia, un ejemplar de familias felices; de 40 a 45 años de edad, sano, robusto, trabajador, acomodado, se había casado por segunda vez hace cosa de tres meses, con la Sra. Clotilde Serrano de 19 años de edad, con la que vivía teniendo a su lado a los hijos del primer matrimonio; Casta, Gloria, Emma y Otoniel. En la sala de la casa existía una caja de hierro de cuatro quintales de peso, y encerrados en ella había ₡ 5 000 en efectivo, pagares a favor de Castro, y algunos otros valores de menor importancia.

Emma y Otoniel Castro

A un  lado de la casa, un trapiche con todos sus accesorios, montado a la moderna. La habitación almacenaba dulce en abundancia, destinado al comercio de granos y víveres diversos. A las siete de la noche, aquella familia rezaba la oración y se recogían todos en dormitorio común. Roberto Castro estaba muy temeroso de una catástrofe, especialmente desde que tuvo noticia de los horrores acaecidos el año próximo pasado en Toro Amarillo, paraje de allí no muy lejano. Quizás por esto, o quizás por aviso del corazón, ello es que tres veces se había despertado azorado creyendo escuchar una enorme creciente de agua que venía sobre la casa. Llegó a tanto el temor que le inspiraba esta catástrofe que imaginó el imposible de que la laguna fría del Poás se desbordara por el Sarchí con el peso enorme de sus aguas y su altura. Un día reciente le comunicó sus temores al señor Hermenegildo López, padre de su primera esposa, y este señor, le aconsejó que dejara la casa y se viniera a vivir a la suya, la cual, si no tan cómoda, estaba cuando menos a mayor altura y por lo mismo más distante del río. Este proyecto le pareció prudente; pero lo deshizo la negativa rotunda de su joven esposa, quién se hallaba segura y feliz en la propia y no quería, de fijo, trasladarse a vivir con parientes de la primera esposa de su marido.

Roberto y Clotilde Castro
Con Roberto Castro me vine hasta este pueblo y por el camino me contó la historia de la catástrofe. He aquí su relato:

“La noche del terremoto, después de rezar las acostumbradas oraciones, nos acostamos a las 7:00 p.m.; y a la media noche con 30 minutos sentimos el terremoto. Se encendió la vela de sebo. Todos nos alarmamos mucho, abandonamos el lecho y salimos al patio de la casa que dista 10 metros del río.

En ese momento sentimos un extraño y pavoroso ruido y mi esposa acompañada de Casta creyeron que se trataba de una gran creciente y se acercaron al río para verla bajar. En ese momento los ruidos eran muy horribles todavía y yo, comprendiendo que se trataba de un cataclismo les grité: Muchachas, corran a la casa, eso no es creciente, eso es algo peor. Ellas obedecieron y aterrorizadas llegaron a la casa quedando paradas en la puerta de la misma, dispuestas ya a sacar a la pequeña Gloria, que permanecía dormida, con propósito de huir. Yo continuaba en el patio y a mi lado estaban mis hijos Otoniel de 12 años y Emma de 8. En esos instantes sopló un terrible huracán que arrancó la casa con gran estrépito y la voló por los aires, y al tiempo que de nuevo violentamente se sacudía el suelo, bajó la cabeza de agua y un fuerte olor a azufre les quitó la respiración. Yo tomé a Otoniel y a Emma por los brazos y salí a escape con ellos, subimos los tres a una loma y desde la altura contemplé aterrorizado el cuadro más horrible que haya visto en mi vida; que el río se había convertido en un inmenso caudal de agua negra que cubría toda la rivera y que despedía un persistente olor a azufre. Todo había desaparecido, la casa, el cerco y los animales. Mis hijos estaban estrechamente abrazados conmigo y a pesar del ruido yo procuraba gritar llamando a mi esposa y a Casta a quienes comprendí que se las había tragado aquella creciente negra y pestilente. En la loma permanecimos toda la noche hasta que en la madrugada el frío nos hizo retirarnos hacia Sarchí.”

Dice Castro que en este instante una gran luminaria llenaba aquel abismo; un olor a espantoso e inaguantable les quitó la respiración; y como si el viento hubiese tenido unos fuertes puños, la casa fue arrojada a la hondonada con el plan de terreno donde se asentaba.

Lo que allí ocurrió fue inimaginable; y los mismos testigos del hecho lo único que recuerdan es que poseídos del pánico más espantoso siguieron corriendo hacia arriba a donde se salvaron. El agua alcanzó, según cálculos, que hice con el joven Biolley, a quién me encontré por allá, 42 m de altura en aquel sitio. Si la casa hubiera sido arrebatada por la corriente, ninguno de sus habitantes se salva; si hubiera caído por el huracán, los daños se verían en otros lugares también, aparte de que Castro y sus hijos, Otoniel y Emma, hubiesen tenido que ceder al embate del viento y caer ellos también. Lo más probable es, por consiguiente que el temblor desquiciara toda aquella especie de grada y que un nuevo movimiento, de los muchos que se sucedieron al temblor fuerte, o tal vez el impulso del agua, lograra arrancarla hacia el abismo.

La cruz (a lado izquierdo de la foto) señala el lugar donde estaba la casa de Roberto Castro.

En otro terraplén, también a orillas del Río y un poco más debajo de la casa de Castro, vivía David Ugalde y un pobre jornalero, con su esposa. Las casas estaban inmediatas y momentos después del temblor fuerte, Castro oyó que David le gritó desde la suya: Compadre, la cosa se pone fea; huyamos. El río formó en todo aquel trayecto grandes playones y arrastró los árboles de una y otra orilla, y conste que el Sarchí es tan profundo y encajonado como el Virilla. La creciente se llevó el hermoso puente de hierro y madera, y lo arrojó a unos kilómetros de distancia de allí.

La cruz (a la derecha de la foto) muestra la ubicación donde estaba la casa de David Ugalde 

Cuando llegué al lugar de la catástrofe, centenares de curiosos que habían concurrido de los pueblos vecinos, contemplaban desde las alturas los estragos del cataclismo. A esa hora, el paso por el río era todo punto imposible, y un joven de Grecia que cometió la imprudente empresa de atravesarlo a pie, hubiera perecido si no le arrojan una soga con la que se salvó.


Sarchí, 7 de Junio a las 7:00 p.m.

Acaba de llegar a esta ciudad, procedente de Toro Amarillo uno de los vecinos más importantes de esa localidad y dice que desde hace varios días se venían sintiendo temblores en aquella zona y que todos los vecinos vivían en constante alarma. La noche de la catástrofe el Poás hizo una imponentísima erupción de fuego. Se sintió un horroroso temblor, el movimiento nos botó al suelo, se produjo un espantoso ruido y salimos huyendo hacia las montañas. En las cercanías de mi casa fallecieron Jesús Esquivel, su esposa, dos hijos y una cuñada; Pantaléon Rodríguez, su esposa y dos hijos. No recuerdo los nombres de los demás muertos, pero creo que debe haber muchas víctimas. La casa y el aserradero de don Narciso Blanco fueron destruidos.

Sarchí, 7 de Junio a las 8:00 p.m.

Varias comisiones han salido para Toro Amarillo. Yo salgo esta noche, no obstante que hace un pésimo tiempo. Se sospecha que los sobrevivientes en aquella zona están careciendo de alimentos y se han refugiado en las montañas. Varias cuadrillas de peones se ocupan en limpiar el camino aterrado y se espera que mañana quedara expedito. El gobierno ha mandado tiendas de campaña para los damnificados. En uno de los cerros aislados al NE se nota una inmensa grieta y varios derrumbes de los cuales vierte agua en abundancia. Sigue temblando con alguna frecuencia; sin embargo, los temblores son de poca intensidad.

Estuve esta tarde en el lugar de la catástrofe en Sarchí, aquello da horror. Parece que una fuerza superior hubiera pasado arrastrándolo todo: los árboles, las casas, los animales y los hombres. He tomado muchas fotografías. No han aparecido todavía los cadáveres de David Ugalde y de su esposa.  Castro perdió ₡ 5000 en efectivo que tenía en una caja de hierro y la hacienda y sus dependencias que valían unos ₡ 20000 (veinte mil colones). La Municipalidad de Alajuela donó ₡ 500 para los damnificados, el pueblo se muestra agradecido. En el lugar de la catástrofe se encontraron ahogados dos bueyes uncidos al yugo. Se cree que el boyero pereció. Los ríos que crecieron en Toro Amarillo con el Gorrión, Los Anonos y el Desagüe: casi todas las familias que viven en esos lugares perecieron. El pueblo está consternado pensando en los trabajos y privaciones que están pasando los sobrevivientes.

Se oye en esto momentos otra fuerte creciente del Sarchí. El cura ha desaparecido presa de terrible pánico.

Esa misma noche dispuse marchar a Toro Amarillo. No habiéndome sido posible pasar de San Jerónimo, donde entre otras razones se me dijo que el camino estaba obstruido por los derrumbes y además inutilizado por las fuertes lluvias, regresé a Sarchí. Se me dijo que momentos antes había llegado de Toro Amarillo el señor Juan Pérez, con su familia, quién traía extensos y detallados informes de la magnitud del desastre en aquella zona; y a su casa de habitación me dirigí. Era la media noche y aquellas pobres gentes dormían Llamé a la puerta de la casa, y don Juan se levantó prontamente a recibirme. Con él celebré a esa hora una entrevista y me dijo más o menos lo siguiente:

“Entre el cráter viejo y el nuevo del volcán Poás y en las crestas de las montañas nacen varios ríos que van de Sur a Norte a caer en el Toro Amarillo; este nace también allí. Esos ríos que son los más importantes, se llaman; Anonos, Gorrión y Desagüe. Corren por una región fértil, honda y bastante poblada. Entre el río Toro Amarillo y Gorrión está un pequeño pueblo llamado “La Aldea”  y de allí y los alrededores contó una estadística recientemente levantada 60 alumnos de edad escolar, pues no hace muchos días elevamos los vecinos de aquellos caseríos un memorial al Gobierno para que establezca allí una escuela. Yo vivía en La Aldea y cuando sobrevino el terremoto, no miré el momento de retirarme de paraje tan peligroso. En medio de las sombras comencé a andar junto con mis familiares, haciéndolo con tales inconvenientes y dificultades que a cada paso nos asaltaba el desconcierto y nos proponíamos dejarnos perecer allí. Encontramos grietas tan ondas y anchas, que fue preciso salvarlas mediante travesaños hechos con palos. Además, como los ríos estaban tan crecidos y no daban vado, tuvimos que permanecer sin posible paso, conformándonos con esperar el día siguiente y escuchando los gritos de otros que, como nosotros, andaban vagando por los montes. Nosotros éramos mi padre, mi esposa, dos hijos pequeños y yo.”

El señor Juan Pérez y su familia, al regresar de Toro Amarillo.

Allí tuvimos noticias de 15 muertos en aquella región. Para mí, dado que las aguas se juntaron en abundancia tal que pudieron arrastrar y destruir la máquina de don Narciso Blanco, situadas en el ángulo que forma el río Desagüe al caer en Toro Amarillo; y sabido que hay multitud de viviendas, para mi digo, la inundación debe haber ocasionado daños muy grandes y perdida de muchas vidas de que no tenemos noticias todavía.

Casa de Narciso Blanco, antes del terremoto

Y dígame usted señor Pérez, ¿Fue tan fuerte como se dice el terremoto en aquella zona? Ave María, espantosamente fuerte. Le explicaré a usted. Hacía días venía temblando casi de hora en hora, pero la verdad es, que los tales temblorcillos no valían la pena. Mi familia y yo dormíamos la noche del terremoto, cuando fuimos despertados por un movimiento trepidatorio de bastante intensidad. Luego siguió uno, dos, tres, cuatro temblores débiles, que eran seguidos de fuertes rugidos. Llamé la atención de mi padre acerca de lo original de aquél fenómeno y él me dijo: es seguramente el Poás, que está inquieto. Me levanté y salí al patio de la casa a curiosear que había de nuevo en el cráter del volcán y nada de extraordinario pude observar. No llovía y la noche estaba bastante oscura. Me disponía a entrar a la casa cuando sobrevino el terremoto. ¡Dios mío!  Exclamé, ¿Qué es esto? Me tambaleaba como un ebrio; traté de ganar la puerta, pero no lo logré; la sacudida me arrojó al suelo. A todo esto, llegaban hasta mí los gritos desesperados de mi padre, esposa e hijos, que pedían auxilio. Una inmensa luminaria de bolas de fuego que arrojó en esos momentos el volcán, iluminó todo el valle, y de mí se apoderó un miedo espantoso, terrible, que me hizo pensar un instante en el fin del mundo; y en medio de aquella mi terrible agonía, baje la cabeza hasta pegarla a la tierra y encomendé mi alma a Dios.

La tierra crujía desesperadamente; las montañas se tambaleaban; los animales aullaban de modo pavoroso; fue aquel un momento tan horriblemente feo, que yo, francamente, creí  morir. Pasado el temblor, el volcán dejó de vomitar fuego y momentos después se me acercaron mi esposa, padre e hijos. ¡Huyamos! Les dije; tomé en brazos a uno de los pequeños, otro tomó mi padre y nos internamos en la montaña, y aquí nos tiene usted contando la historia por un milagro de la Virgen Santísima, a quién le pedí fervorosamente en lo más terrible de la catástrofe que me salvara con todos los míos. Y al terminar aquel buen campesino de hacerme la relación notamos que lloraba. ¿Por qué se aflige usted buen hombre?  Le preguntamos. Señor, porque en aquellas montañas tan atrozmente flageladas por la inclemente naturaleza, dejé el trabajo de muchos años, ¿Pero usted volverá allí? YO…..¡Nunca! Terrible ha sido la prueba, para regresar a aquellos lugares; que se pierdan en buena hora, casa, siembras, animales, en fin, todo, pero lo que soy yo, no volveré por allá. A eso de la una de la mañana nos despedimos del Sr. Juan y regresamos al pueblo, pues la casa de habitación de este señor, queda bastante lejos del centro.

No dormimos el resto de la noche. Hacía un frío que calaba los huesos. Con el señor telegrafista, muchacho la mar de bueno y condescendiente, pasé charlando de esa hora hasta las 5 de la mañana. Nos acercamos a una humilde posada, habitada por un venerable anciano, que por 35 años ha sido maestro de escuela de aquel pueblo, y le suplicamos que nos vendiera un poco de café. Gustoso accedió a nuestra súplica y momentos después calentábamos el estómago con una taza del aromático líquido, que nos supo a gloria. Mientras tanto, el anciano nos explicaba algunos episodios de los ocurridos en el pueblo la noche anterior, con motivo del terremoto.

Aquí en mi casa, dijo, he dado posada a una señorita de apellido Soto, vecina de Alajuela, que temporaba en una finca de las faldas del cerro Poás y cuenta horrores del terremoto. Que venga esa señorita, quiero hablar con ella, dije al simpático viejecito. Fue por ella y momentos después regresó con la señorita Soto, cuyo retrato publicamos. Nos dijo que en la finca donde ella pasaba una temporada, “Las Trojas”, fue tan violenta la sacudida, que volcó la casa de madera en que vivía; que por el cerró rodó un gran trecho hasta caer en un bajo donde fue recogida por el dueño de la finca y que de allí se trasladó al pueblo horrorizada por la catástrofe. Me habló espantada del terrible rugido subterráneo que siguió al temblor; del desbordamiento de pequeños riachuelos, por los que bajaron grandes crecientes y de las miles de calamidades que pasó esa noche por el camino para trasladarse a Sarchí. La señorita Soto se sentía ese día bastante enferma a consecuencia de las impresiones que recibiera aquella terrible noche.

La señorita Soto.

Abandoné Sarchí, con muchas dificultades pude pasar por el río donde ocurrió el desastre, empresa en la que tardé no menos de una hora. Allí encontré al señor Presidente de la República y su comitiva, que de paso para Toro Amarillo, visitó aquellos lugares para enterarse de la magnitud del desastre. Una de las primeras personas que se acercaron a saludar al Jefe de la Nación, fue don Roberto Castro, quién explicó detalladamente a don Ricardo como sobrevino la catástrofe en la que él perdió su esposa, hijos, casa y fortuna. El señor Presidente hizo presente a Castro sus condolencias más sinceras, se informó de las demás personas damnificadas y media hora después siguió para Sarchí.

La Colonia del Toro ha sido abandonada por sus habitantes hoy 9 de Junio. No queda en aquellos lugares una sola persona. La avalancha discurrió por los riachuelos Anonos, Gorrión y Agrio arrastrando árboles, lodo, piedras y todo lo que encontró a su paso; espesor de la avalancha más de 50 varas; ancho en parte, doscientas e hizo desaparecer cuatro casas de habitación y entre ellas la máquina de aserrar de Narciso Blanco. VICTIMAS 11:  Jesús Lobo Canaco, su esposa Celina Herrera  y dos niñitos; Antonio, Celia y su cañada Dorita Herrera; Celín Chavarría su esposa Ramona y su hija María; Victor Rodríguez. Se oyen sordos ruidos subterráneos y la tierra tiembla constantemente, motivo por el cual los habitantes han huido, así como la Comisión de Socorros que enviaron de Grecia. En este momento acaba de llegar la Comisión que de este lugar fue a prestar auxilios y todos vienen alarmados.

Casa típica del poblado de Toro Amarillo.

Anoche (8 de junio) regresaron a esta capital el señor Presidente de la República y los miembros de su comitiva sin haber llegado más que hasta Sarchí. Hicieron tentativa de seguir hasta Toro Amarillo pero los derrumbes del camino hicieron imposible la travesía. El señor Presidente viene profundamente impresionado de su excursión y de las patéticas escenas que presenció. Esperamos que la visita del señor Presidente redunde en beneficios de los damnificados.

Continúan llegando noticias desconsoladoras de la zona flagelada por los temblores. En las riberas del Río Grande, se encontró otro cadáver de un niño, arrojado allí por la corriente, victima seguramente del desastre en el río Sarchí. Pero ¿Quién era él, como se llamaba y sus padres quiénes son?, Un miembro de la familia de Roberto Castro no puede ser; este señor perdió dos hijas, Casta y Gloria y el cadáver encontrado pertenece al sexo masculino, no se puede identificar e inmediatamente se le dio sepultura. En consecuencia, hay que agregar una víctima más a la lista de las victimas ocasionadas por aquella terrible hecatombe.

Entierro de la niña Casta Castro.

Millones de peces muertos aparecen en El Colorado.

El Sub-Inspector de Hacienda del Colorado, puso un telegrama al Inspector General del ramo, informándole de una excursión que, en lacha de gasolina y por el río, hizo al muelle de Sarapiquí. Dice que las corrientes han arrojado a un lado y otro del río tal cantidad de peces muertos, que ocupa todos los guardas en sepultarlos para evitar una posible peste, que el envenenamiento del agua del río con sustancias minerales volcánicas es tal, que hasta los tiburones y otros peces muy grandes mueren; que el domingo último, bajó otra gran creciente de los ríos que nacen en las faldas del volcán Poás y que desaguan en el Sarapiquí y por último, que las aguas de aquel río despiden olores tan fétidos que a veces atolondra respirarlos.

Erupción Volcánica:


Liberia, 14 de junio de 1912. A las 8 a.m. de hoy se levantó una espesa y negra columna de humo del cráter del volcán Rincón de la Vieja. La columna fue en aumento dando al cielo un color amarillento. Hubo alarma en esta población.    

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EL TERREMOTO DE SARCHÍ, 6 DE JUNIO DE 1912, COSTA RICA (PRIMERA PARTE: INFORMES CIENTÍFICOS Y DAÑOS)

EL TERREMOTO DE SARCHÍ, 6 DE JUNIO DE 1912, COSTA RICA (PRIMERA PARTE: INFORMES CIENTÍFICOS Y DAÑOS)

Periódico La Información

Un nuevo terremoto ha conmovido una sección muy importante del país y se ha dejado sentir con más o menos fuerza en todos los lugares de la República.

En la capital: Se sintió el temblor a las 12:40 de la noche del miércoles. Fue ondulatorio en los primeros segundos y luego siguió un movimiento confuso que se supone sea un golpe de retroceso. El movimiento inicial partió del NW y su epicentro está en la cordillera volcánica, en los alrededores del volcán Poás dañando gravemente los pueblos situados en las estribaciones y contrafuertes y luego siguió por la meseta central; las ondas llegaron así a la cordillera central, orientadas hacia el SE, y allí se inició el choque de retroceso que se sintió muy bien en esta ciudad y no en los lugares cercanos del Poás.

La alarma en esta capital fue inmensa. Nadie quedó en su cama y todos procuraron buscar refugios seguros temerosos de que el fenómeno se repitiera. Los policiales activamente informaron a las centrales que no habían ocurrido desgracias, y tanto los jefes de la policía como el señor Gobernador recorrieron en todas direcciones la capital, encontrando que no había daños de ninguna clase, excepto alguna que otra pared cuarteada.


El terremoto de Toro Amarillo fue registrado en uno de los observatorios de E.E.U.U. Así parece ser, a juzgar por esta noticia, que tomamos de un periódico americano.: Washington, 6. La perturbación sísmica que registró el Observatorio Meteorológico de esta capital fue una oscilación de extraordinaria virulencia y de tan grande intensidad cual jamás se había registrado hasta ahora en aparatos registradores de la Universidad de Georgetown en donde los sismógrafos anotaron tres choques consecutivos, perfectamente distintos. El padre Torndorff encargado del Observatorio a dicho: “Estoy seguro que estas trepidaciones de la corteza terrestre han de ocasionar gravísimos perjuicios en algunos lugares. Se procuró medir la oscilación y calcular la distancia que se halló ser de dos mil cuatrocientas millas.”

Primeras noticias:

Las primeras informaciones telefónicas nos hicieron conocer que el temblor había tenido mayor fuerza en la provincia de Alajuela que en la de Cartago. Poco después de la una de la mañana principiamos a recibir noticias alarmantes de los lugares vecinos al Poás. El primer telegrama que recibimos fue el del corresponsal en San Pero de Poás, don Bernardo Esquivel, a quien damos las gracias por la actividad que mostró. Esos telegramas así como los otros de Naranjo, Sarchí, etc., aparecieron en nuestra edición del jueves en la cual pudieron nuestros lectores leer noticias que nos llegaron hasta las cuatro de la madrugada, hora en que entró La Información a la rotativa.

El jueves amanecimos en esta capital bajo la impresión de que el movimiento sísmico había tenido las proporciones de un terremoto en los lugares vecinos al volcán Poás y los informes fueron más completos y exactos; de los recibidos damos los siguientes datos:

En Sarchí, los sismos de menor intensidad se iniciaron en la noche del miércoles. El templo quedó completamente destruido y los vecinos están afligidísimos por la destrucción de la iglesia que tanto dinero había costado. Las casas particulares han quedado por lo menos en un 50% destruidas o inhabitables. La estación lluviosa hace más triste la situación de los que han quedado desamparados. Los comerciantes han experimentado grandes pérdidas. Pero nuestras desgracias particulares las hemos sufrido con resignación; lo que ha llenado de consternación al pueblo fue la inundación que hubo segundos después del temblor. El río Sarchí salió de madre, destruyó sembrados, ahogó animales y arrastró varias casas, pereciendo algunas personas. Hasta ahora se sabe de dos casas que fueron arrastradas por las aguas. Perecieron cinco personas que son: la esposa del vecino del ese lugar Roberto Castro y sus dos hijas Casta y Gloria y David Ugalde y su esposa. Casi por milagro pudo salvarse Roberto Castro llevando en los brazos a sus dos chiquitos Otoniel y Emma. La inundación vino casi al mismo tiempo que el terremoto; se anunció con espantoso ruido y las aguas tenían mezcla de barro y olían a azufre. Según datos de buenos observadores la inundación en algunas partes alcanzó los 100 metros de ancho y 30 metros de altura.

Mapa de lugares afectados por el terremoto del 6 de junio de 1912. Periódico La Información, 8 de junio de 1912.

En Toro Amarillo, el terremoto toma las proporciones de una catástrofe. Diez muertos y varios heridos. La primera noticia del  terremoto en la región de Toro Amarillo donde fue completamente desastrosa, la tuvimos por nuestro corresponsal en  Zarcero, don Jesús Vargas, quien nos comunicó que el Sr. Jesús Esquivel acababa de llegar al Zarcero procedente de Toro Amarillo. Entre ambos lugares hay una distancia de 15 km. El señor Esquivel da informes terribles del terremoto. Asegura que el gran choque de las 12:40 destruyó casi todas las casas de habitación y que al mismo tiempo el río desaguadero del Volcán Poás se salió de madre arrastrando las casas próximas a sus vegas, causando diez víctimas e inundando las riberas con agua sulfurosa y cenizas volcánicas. Los vecinos están en la más triste condición, han quedado en desamparo y están amenazados por el hambre y piden socorro a las autoridades y vecinos de la República. Al tener las autoridades conocimiento de este triste suceso, dispuso el jefe político de Grecia enviar una comisión de vecinos de Sarchí Norte al mando del agente de ese lugar, para que presten los primeros auxilios a los vecinos de Toro Amarillo, Los comisionados llevaron víveres y medicinas. Hasta ahora se sabe de los siguientes nombres de personas que perecieron: José Esquivel, Celina Hernández, dos hijos y una hermana, Selim Chavarría, su esposa y una hija, Agustina Arias y un hijo de Juan Rodríguez.

El sismólogo Federico Güendel et al. (1992) hace un mapa de la escala de Intensidades Mercalli Modificada.

Mapa de intensidades de Federico Güendel et al., 1992.


Los movimientos sísmicos en Toro Amarillo comenzaron a las seis de la tarde y antes del gran terremoto se sintieron muy fuertes convulsiones. Además. Un sordo y persistente ruido mantenía en alarma a los vecinos.

Entre las casas arrastradas por la inundación están la de don Narciso Blanco y la de Rosa Blanco. La cantidad de ganado que se ha perdido es inmensa y los campos cultivados y las vegas del río han quedado cubiertos de una espesa capa de lodo volcánico.

De Río Grande comunican que una hora después del temblor del miércoles bajó una inmensa creciente en Río Grande, arrastrando árboles y piedras y haciendo un ruido que producía pánico. Duró la creciente hasta las cinco de la mañana, quedando el agua mezclada con lodo volcánico que despedía un fuerte olor a azufre. Al bajar la creciente dejaba pequeños pozos de agua de color verde y de sabor muy desagradable. En las riberas aparecieron muchísimos peces muertos.

En San Pedro de Poás, nuestro corresponsal informa que el sismo fue precedido de una pequeña sacudida que se sintió cinco minutos antes. Esta sacudida de aviso la sintió e inmediatamente encendió la luz, pero fue inútil pues al venir el choque grande el candelabro bailó sobre la mesa y cayó al suelo con todo y la candela, quedando el cuarto completamente a oscuras. Las paredes del templo están cuarteadas y una torre habrá que demolerla. El comerciante don Manuel Murillo experimentó pérdidas por valor de unos 2 mil colones.

En Santa Bárbara la torre de la iglesia se cuarteó y habrá que demolerla. Una imagen de Santa Bárbara que estaba sobre la portada cayó desde arriba y se hizo pedazos.

En Naranjo, villa cabecera del cantón del mismo nombre, con 2700 habitantes, hubo una serie de pequeños temblores que principiaron a las seis de la tarde del miércoles y culminaron con el terremoto de las 12:40 de la noche. Desde que principió a temblar hubo alarma. Luego a medida que se aproximaba la media noche se oían ruidos que se supone provenientes del Poás. El gran choque de las 12:40 deconcertó por completo a las gentes. Según la apreciación de buenos observadores, fue trepidatorio, seguido después de fuertes ondulaciones y la duración alcanzó casi 40 segundos.

Dice nuestro corresponsal, señor Rafael Blanco: “El pánico y la tristeza en su grado más elevado se apoderaron del ánimo de las gentes, con justísima razón, pues el caso no era para menos. Se oía ruido espantoso, la población toda crujía, ya cada momento creíamos que quedaría barrida como la ciudad de Cartago. Los vecinos corrían en todas direcciones, y partía el alma ver a las madres sacando a los niños en brazos y a los parientes sacando a los enfermos. Lo más imponente era el canto del “Santo Dios” por casi todos lados. Ese canto en una situación como la que atravesábamos hacia mayor el pánico. Las gentes se refugiaron en el mercado y otras en la plaza, bajo los árboles. Las tristes noticias de las desgracias ocurridas en Sarchí hicieron mayor la consternación”.

La iglesia ha sufrido de tal manera que puede decirse que no es utilizable; toda la población ha sufrido grandes daños; hay un 40% de casas inhabitables; los comerciantes han tenido grandes pérdidas pues muchos estantes se derrumbaron. La Oficina de la Jefatura y la del Telégrafo quedaron completamente inutilizadas; hubo que trasladarlas a una casa particular de madera, que fue alquilada con ese propósito.

Naranjo, 10 de junio a las 5:00 p.m.

Este domingo 9 de junio, en la mañana, se sintió aquí una serie de temblores, el último de gran intensidad; las multitudes llenas de espanto, unos se tiraban en el suelo haciendo cruz, otros imploraban al creador que tuviese compasión de nosotros, mártires olvidadizos de las orgías y placeres de ayer y hoy, sumidos a efectuar toda clase de rogativas en los momentos que inhumanamente la naturaleza nos envía como premio a nuestros egoísmos su criminal poder gigantesco. Cuando la gente con más ferviente devoción se encontraba oyendo misa, se sintió un fuerte temblor; llenos de espanto se precipitaron a la salida del templo, produciéndose una gran confusión en la que hubo muchos contusos.

A consecuencia de los temblores, el atropello, la incertidumbre de los feligreses, las carreras, los angustiosos gritos, el sonido de las campañas y las dulces oraciones, todo contribuyó para que la pobre señora se atacase al corazón y entregase momentos después en el mismo templo y rodeada de sus hijos, su alma a Dios. Es de esperarse que el señor Obispo de orden al párroco y a los creyentes, de no visitar los santuarios hasta sus reparaciones, pues el caso de hoy repetirse con peores consecuencias, y hacerles ver lo que dijo el fustigador de los mercaderes del templo, que vive aún al través de los siglos estas sus palabras divinas: el que expone su vida en peligro peca mortalmente. Es de ley de amor y de justicia decir a los católicos el peligro que corren al frecuentar las iglesias por el deplorable estado en que se encuentran, pues de lo contrario muchas nobles vidas van a conseguir por ir a practicar el santo evangelio, el camino mejor de ir a la eternidad y con grande pecado. Inmediatamente me presenté en la casa donde yacía el cadáver, a su lado su esposo e hijos, el más joven de 5 años, partía el alma con estas palabras: “mamá despierta”.

En tan doloroso trance me dirigí al esposo y este me reveló su mala situación; apenas tenía para la compra de la semana. Me despedí de aquel cuadro de dolor y me presenté al político don Federico Alvarado para que enviase por derecho, ley y humanidad, a socorrer a la familia y les diese caja mortuoria. Contestación: Municipalidad no tiene en su poder un cinco. En vista de esta contestación conociendo la nobleza de las gentes de estos pueblos, me lancé a la calle no dudando que la justicia y la caridad reinan en el alma de estos laboriosos y nobles campesinos, así como lo demostraron. El señor político me acompañó en la humilde obra de pedir, suspendiendo nuestra tarea con 53 colones que hicimos entregar al esposo, que hoy llora su esposa amada. Nota dolorosa: Una pobre familia que vino a buscar trabajo, vino a encontrar la muerte y el luto eterno de sus corazones. Esta familia la formaban Guillermo González, Juana Solis y 7 hijos, el menor de 5 años.


INFORMES DE LA COMISIÓN CIENTÍFICA CONFORMADA POR  TRISTAN, BIOLLEY Y COTS AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

Periódico La Información

En la madrugada del 6 de junio de 1912, el señor Cots, jefe del Observatorio, procuraba aunque no había luz eléctrica, por todos los medios retirar las placas ya impresionadas de los sismógrafos, sustituyéndolas por otras nuevas por si los fenómenos se repetían. El señor Biolley auxiliaba al señor Cots en ese trabajo.

Sismograma del terremoto del 6 de junio de 1912, registrado en San José.
Periódico El Noticiero


9 de Junio. A fin de estudiar los últimos fenómenos sísmicos, el Centro de Estudios Sísmicos de Paría ha comisionado al profesor Montesus de Ballore, para que se traslade a este país. El señor Ballore, es Director de Observatorio de Chile, salió ayer de aquel país con dirección a esta República.

Periódico El Republicano

Grecia, 9 de junio a las 3:55 p.m.

Al Ministro de Fomento: Según lo acordado ayer con el señor Presidente, salí esta mañana para Las Chorreras del Río Sarchí, San Juan y Vigía, con el objeto de averiguar en cuanto fuese posible, las causas de la gran inundación ocurrida momentos después del temblor del 6; llegué a los lugares a las 9 a.m. A esa misma hora ocurrió un fuerte temblor oscilatorio que estimo en intensidad VII; ese temblor fue seguido de 35 más, siendo estos otros de al menos intensidades que varían de IV a VI. Hubo además, más de 100 con intensidades II y III. Encontré los flancos WNW del volcán completamente despedazados; calculo sean 300 manzanas de montaña las que se derrumbaron cegando el cajón de los ríos; las cimas de Pacayal, San Juan y Vigía están cruzadas por grandes grietas en todas direcciones, y la montaña en donde nacen esos ríos, reventada en la base. Aguardo hoy señor Tristan para salir mañana a Laguna Vieja. Pablo Biolley.

Periódico La República

Grecia, 11 de Junio a las 7:45 p.m.

Exploramos hoy el nacimiento del río Sarchí. La loma que separa este río del San Juan, con muchos y grandes deslizamientos y grietas largas y profundas en varias direcciones en 300 manzanas. Estos derrumbamientos, que principiaron con el terremoto del 6 y se aumentaron considerablemente con las temblores del 9, estando presente Biolley, se observan en los nacimientos de los ríos Sarchí, San Juan y Vigía.

Vista del cauce del río Sarchí

Por la parte norte de la cordillera hubo mayores desprendimientos en las montañas. Solo en dos ríos, el Sarchí hacia el sur y el Anonos hacia el norte, hubo gran aumento de aguas lodosas, que ocasionaron la conocida inundación en los Bajos de Toro Amarillo y en las vegas del río Sarchí. En los demás ríos los derrumbes ocasionaron pequeñas y repetidas cabezas de agua que no produjeron daños. Hoy corren todavía lodosos. Los ríos Anonos y Sarchí nacen en los flancos noroeste y suroeste de un antiguo cráter llamado Potrero Grande o Laguna Vieja, próximo al actual cráter del volcán Poás. Por el gran temblor, hubo rupturas internas en las hondonadas, por las cuales discurrió gran cantidad de agua acumulada por la infiltraciones anteriores en ambos flancos, dando origen al aumento frl caudal de aguas que arrastró con gran violencia los grandes derrumbes próximos al nacimiento de los ríos citados. El fondo del cauce del río Sarchí es muy profundo, está limpio y sin señales de aterros ni diques. En la inundación arrastró una masa de tierra, verdaderamente colosal, con la cual formó el lodo espeso que llegó hasta una altura de 40 metros en los lugares más angostos. Para investigar con más exactitud nos acompañaron cinco vecinos, buenos conocedores de esos lugares. Durante el día de hoy no se ha sentido ningún temblor. Alfredo Fernández informa que el volcán Poás no presenta ningún fenómeno anormal. Solo se divisan los grandes derrumbes que cayeron en el cauce del río Anonos.

Vista del cauce del río Toro Amarillo 

San Jose, 24 de junio

Desde anoche (23 de junio) regresó a la capital la comisión científica enviada a los lugares que fueron teatro de los últimos fenómenos. Los señores comisionados guardan absoluta reserva mientras presentan un informe oficial. Con gran actividad y esfuerzos, hemos podido acopiar, sin embargo, los detalles auténticos que siguen:

El epicentro de los últimos temblores está situado en las cabeceras de los ríos Sarchí y Anonos, punto que se conoce con el nombre de Planada y cerro de Las Chorreras. Allí hubo indudablemente, en tiempos remotos, un cráter del volcán Poás; luego se cegó y quedó cubierto de cenizas, arena y hojas; encima nació yerba. Esos elementos de subsuelo enteramente permeables, eran propicios a la infiltración de líquidos; en el interior del cerro se formaron grandes depósitos de agua y lodo. Con el terremoto del seis del corriente, que alcanzó la máxima intensidad en aquel punto, pues allí, como dijimos, tuvo su epicentro, y este fue muy superficial, el cerro se dislocó, se hizo pedazos desde la base, y salieron en torrentes las aguas y sustancia podridas por tan largo tiempo estancadas, causando la inundación que tantos desastres produjo. El olor de las materias derramadas era el característico del barro podrido, no el de hidrógeno sulfurado o azufre que podría darle a las avenidas del Sarchí y Anonos calidad de erupción volcánica activa como se suponía. La hipótesis de los comisionados tiene amplio apoyo en hechos y comprobaciones. Los datos concretos sobre el particular son estos:

- 300 manzanas derrumbadas; con un volumen aproximado de 150000 metros cúbicos, sin contar con el agua y el lodo que debió de salir por el punto en donde se reventó la montaña, en el nacimiento del río Sarchí.

- La velocidad de la inundación, o sea la fuerza de arrastre fue de 353 metros por minuto, sea 5.90 metros por segundo.

- Distancia del puente al nacimiento del Sarchí 10660 metros. Altura diferencial de las cabeceras al puente, 900 metros; gradiente 11.75%.

- La longitud del río Anonos, de su nacimiento al lugar donde se junta con el Toro Amarillo, 7 kilómetros, teniendo en la parte superior 125 metros de ancho, y unos 14 metros en el fondo del cauce, por lo cual tiene una forma trapezoide.

Análisis de la muestra realizada a las aguas y sedimentos del río Sarchí por el Dr. Michaud
El único carácter anormal de la muestra del agua del río Sarchí, es la presencia de ácido sulfúrico libre de 8 mg por litro en el agua filtrada y la presencia de sulfato básico de aluminio en el sedimento, la mayor parte del cual está constituido por arcilla. La cantidad de ácido sulfúrico no es suficiente para verse en el papel tornasol, pero se percibe inmediatamente al agregar unas gotas de tintura de tornasol a unos 100 cc de agua.

Finalmente, el geólogo Pablo Ruíz Cubillo, en el 2012 realizó un mapa de susceptibilidad de deslizamiento de este terremoto, que puede ser apreciado en la siguiente figura.


Mapa de susceptibilidad a deslizamientos del terremoto del 6 de junio de 1912. Pablo Ruiz, 2012.

Periódico El Repúblicano

Rosendo del Valle: Por la catástrofe horrenda de Toro Amarillo

Nuestro pueblo vuelve a ser azotado. Nuestros vecinos hermanos vuelven a ser sorprendidos por el fantasma devastador que sin respetar propiedades arrasa son sembrados, con campos de cultivo, con pacíficos hogares llevándose en el arremolinado y negro torbellino, preciosas vidas de seres queridos, dejando en inmensa turbación a familias enteras.

Hoy la galera desató sus concentradas iras en la región de Toro Amarillo, y sufren los crueles rigores de este trágico fenómeno que dejó a su paso huella tan señalada, los pueblos todos de la provincia de Alajuela como son Grecia, Naranjo, Zarcero, Poás, etc., que lloran con horrenda locura de delirios de muerte, los últimos fatales sucesos que por desgracias recayeron en dicha comarca.

Acostumbrados vivimos ya al castigo de la Naturaleza, que no otro título cabe dar al feroz elemento que de año en año llega, cuál azote de Atila, a traernos la ruina más asoladora, dejando caer sobre nuestros campos la miseria popular más espantosa. ¿Qué año vemos a Costa Rica libre de negros festones, de orlas luctuosas, de cuadros de dolor, que en su rápida y vertiginosa salida deja regado ese oculto y temible enemigo que tiene su guarida radical en nuestro suelo, que duerme no sabemos dónde, pero que al despertar de su letargo en que por algún tiempo permanece, nos acaricia con un rugido amenazador de muerte, desahogando con su sacudida nerviosa todos los oídos hacia este pequeño rincón centroamericano donde la paz de los hombres es concreta?

Hoy vuelve a azotarnos la cola de ese monstruo invisible que con su lento despertar vino a poner en fuerte conmoción a la capa terrestre, dejándonos tristes impresiones y crueles amarguras. Ya la calma, el bienestar, la tranquilidad palpable de los pueblos felices desaparecieron de Costa Rica para nunca más volver.

La herida es de muerte para nuestro hermoso terruño; podremos aliviarle en sus horas angustiosas, porque es nuestro deber, podemos infundirle valor en sus decaimientos, pero la herida jamás cicatrizará, porque el Titán de los montes cuya figura orgullosa se destaca grande y gigante como un túmulo de piedra, cuando se siente colmado de ambiciones sacude su copiosa melena para conmovernos y dominarnos con su ronco bramido terrorífico. ¿Volverá a renacer en su oportuno caso? Ayer fue Cartago,  la ciudad silenciosa y de antiguas leyendas; después Tres Ríos; hoy Grecia; mañana nadie sabe a quién le tocará el chasquido lastimero de su látigo. Todos estamos a ese Rey y Señor sujetos, todos vivimos bajo su temor, y él entre tanto, se yergue altivo y crece para imponernos el terror, hasta cuando se nos presenta con voz quejumbrosa y débil.

Ya la prensa, levantando con justicia su voz, hizo un llamado general para verificar suscripciones, obras benéficas, y llevar un lenitivo a esos hogares cuyas familias han sufrido los dolores más crueles, que nunca por grande que sea el remedio, compensará lo perdido. Este es el momento de hacer el bien y debemos acogernos a esta sola idea; los hombres estamos obligados a ayudarnos los unos a los otros. No solo los gobiernos han de sacrificarse para aliviar a los infelices campesinos que todo lo han perdido en esta desolada hecatombe; corresponde a todo buen ciudadano, sea el origen que sea, puesto que en la tierra todos somos hermanos, y allí donde hay una familia transida de dolor y un pueblo sumido en la más espantosa ruina, azotado por la fúnebre ola huracanada, allí debe llegar el remedio a manos llenas para evitar de algún modo el cruel martirio del hambre y del frío, a nuestros hermanos.

Yo no soy costarricense, pero hoy vivo unido al corazón costarricense y siento en su desgracia las mismas conmociones porque bebo de sus propias fuentes, estando obligado por deber, por amor y por patriotismo, a tender una mirada compasiva hacia aquellos infortunados pueblos que viven temerosos por el brazo amenazador que los destruye y aniquila. Ninguna ocasión tan propicia se ha presentado como esta para que se efectúe cuanto antes una velada benéfica en nuestro Coliseo Nacional con la cooperación de todos los artistas residentes en San José, que se forme una comisión de señoras que coloquen todas las localidades de palcos y lunetas entre las familias más acomodadas, sin sujeción a tarifa ninguna, sino a la voluntad de cada uno, poniendo solamente en venta la taquilla de galería con precio señalado, y ese producto que en esas condiciones puede dar un brillante resultado se asume a lo que se está recolectando, y sirva de ayuda a nuestros sufridos hermanos que hoy lamentan con dolor y tristeza su horrenda desgracia.


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domingo, 5 de julio de 2015

THE SARCHI EARTHQUAKE, JUNE 6, 1912, COSTA RICA

THE SARCHI EARTHQUAKE, COSTA RICA
By J. F. TRISTAN, PABLO BIOLLEY, C., AND CESAR COTS
Bulletin of the Seismological Society of America September 1912 2:201-208

Preliminary Shocks.--During the month of May very few seismic disturbances were registered at the national observatory, and those few were of low intensity. On June 1st at 6 h. 26 m. a.m., the first shock of this seismic period was registered, and consisted of two sharp jerks separated by minor vibrations. On the 3rd at 3 h. 50 m. p.m. there was another short shake having an intensity of II that was noticed by many persons. These shocks were all so slight that no notice was received concerning them from other parts of the republic.

The Sarchí earthquake.--On the 6th at 00 h. 40 m. in the morning a long shock was felt having an intensity of VI R.-F. scale. This caused a general panic, and a large number of the people remained awake the rest of the night in fear of heavier shocks. The detailed study of this earthquake must be incomplete because twenty-seven minutes before it took place a small shake disarranged the Ewing seismoscope so that the traces of the three components are blended into a single line. The other seismographs, including those of the Women's College and that of Señor A. Pérez at Mojón, give clear tracings, but they make it possible to reconstruct only a part of the disturbance.

Record of the June 6, 1912 earthquake.

The earthquake began with a series of vibrations which reached their maximum in a few seconds with oscillations violent enough to awaken persons asleep. The amplitude of the movement diminished rapidly until it almost stopped, but within three seconds the movement was renewed with increased violence. This strong shock lasted from ten to eleven seconds and ended with a rocking movement of great amplitude which the seismographs show to have had a dominant direction of northwest-southeast. Electric globes and other hanging objects swung in the same direction as was observed at the time of the Toro Amarillo earthquake. Some clocks were stopped. Twenty minutes later a roar was heard, but it stopped suddenly, and was followed by another lighter one. This earthquake was very similar to the Toro Amarillo shock of August 28th of last year. Only a few notices were sent in by telegraph and many of these were of little value. It was necessary to call for other and more exact data, and even then the information did not come or it was brief and obscure. However, the information received went to show that the shock was felt from Puntarenas to Limon with less violence along the Pacific coast. To the north in Las Cañas, Santa Cruz, Colonia Carmona and Muelle of San Carlos, the movement was said to have been almost imperceptible. Don Theodoro Koschny reports, however, that the intensity at his place was VI R.-F. scale. In the south it was reported as fairly strong at San Marcos and thereabout; but the little information received shows that still further south the intensity was very low.

The following morning it was known that this earthquake had been very serious in Grecia, Sarchí, Naranjo and other neighboring settlements, both on account of the destruction caused by the earthquake itself and on account of the enormous flood that followed it. For the purpose of locating the epicenter, determining the area of the disturbance, and of gathering data regarding the damage done by the earthquake and by the floods, and for determining the origin of the floods,

The authors of the present report went to Grecia on the 10th of June. One of us started on the evening of the 7th and, accompanied by a photographer, Sr. Gómez, for two days travelled over the whole southwestern part of the area affected. On the day of our arrival at Grecia and at our suggestion Sr. Francisco Arias Fernandez called a meeting of some of the important persons who are acquainted with the region damaged. At this meeting were present señores Francisco Arias Fernández, Dr. Santiago Zamora, Dr. Julio Borbón, señores don Hermenegildo Bolaños, don Pedro Quirós, don Alfredo Gómez, and don Pantaleón Serrano. The special purpose of this meeting was to get a general idea of the region, to ascertain the courses of the streams and the general aspect of the entire zone affected. The information furnished by these gentlemen was of the greatest service, and decided us to set out for the headwaters of the river Sarchí on the 11th in order to ascertain the cause of the floods. A trip in the direction of Toro Amarillo offered many serious difficulties.

The damaged zone.--The evidences of the greatest violence were shown on the crest of the range that separates the great collecting basin of the Rio Colorado, an important affluent of Rio Grande de Tárcoles, from the headwaters of the tributaries of the river Toro Amarillo, which is about five kilometers west of the volcano Poás. Numerous brooks and rivers drain the summit, and the high hills and slopes between the streams are highly cultivated.

The small area seriously affected is drained on the Rio Grande side by the following streams, named from west to east: the rivers Rosales, El Vigía, San Juan, Sarchí, and Trojas, all of which occupy deep gorges. The rivers Anonos and E1 Gorrión drain the Toro Amarillo slope, the former draining the volcano Poás. The details of the topography of this region are not known and no data are available concerning the geological structure. Two of the rivers mentioned, el Sarchí and el Anonos, drain the opposite sides of a flat divide, having as their source a small swampy area, deficient in vegetation, called "Laguna Vieja." The others mentioned also head at great elevations, and their smaller tributaries are formed by the run-off from the highest hills.

The area affected.--The area materially affected is relatively small. Alajuela was not injured, destructive action commencing at San Isidro, San Pedro, Grecia and Sarchí. The majority of the houses are of adobe, a few of stone rubble work, and some made of double walls each consisting of posts about which cane is woven, and filled with clay. Those well-built successfully resisted the violent shaking. At Grecia we noted a number of public buildings in good condition or only slightly injured. Others, however, were seriously injured and some do not admit of repair. No disturbance of roof tiles was noted, as occurred at Tres Rios during the earthquake of February 2Ist of this year, nor were there any large ruptures in the walls. We are of the opinion that most of the destruction was due to defective structure or poor materials. As already mentioned, we left Grecia on the 11th with Dr. Zamora, don Alfredo Gómez, and don Pantaleón Serrano, for the headwaters of the river Sarchí.

Map of affected areas.

We observed no material damage to the houses on either side of the road although some were poorly constructed of inferior lumber. At San Juan we noticed an adobe house completely destroyed, as may be seen in the accompanying photograph, which formed an interesting contrast to a second wooden house which was absolutely uninjured. We continued along the road on the crest of the hill between the rivers Sarchí and San Juan. A few narrow and short cracks were noted. Farther up the narrow and tortuous road became a trail, penetrating the woods and not yet cleared of undergrowth. Travel was made difficult on account of the branches of the trees, and especially on account of the cracks which we began to note in great numbers. The horses refused to go further and we were compelled to leave them and to continue on foot.

The crevices increased in number, and in places the earth appeared as if turned up by a great plow. On leaving the woods, suddenly an imposing picture was spread out before us: on the left the deep valley of the river Sarchí, in the center the continuation of the hill, and on the right the depths of the river San Juan. In the background the crests of the range projected boldly, showing almost its entire length. Vertical walls indicated great slips on both sides of our ridge; the ground was ruptured by deep long fractures. The double photograph gives a good idea of the enormous mass of earth and rock which was broken off by the earthquake, and was precipitated chiefly into the valley of the river Sarchí. We continued our journey the length of the ridge. The country appeared more and more disturbed, with large deep cracks which completely separated large areas of loose ground. In other places various slips had been held back by the irregularities of the country and formed a strange mixture of trees, leaves and earth. On both sides, as far as could be seen, it was the same; the earth was loose, turned up and about to slip.

We could not carry out our plan of descending into the deep valley of the river. Any such attempt would have been dangerous. We stopped at one place where the ground seemed more firm in order to observe attentively the great changes that had been wrought. Don Pantaleón Serrano, who was well acquainted with the region, pointed out the areas which suffered greatest changes, all of which confirmed our idea of the origin of the flood, which we will explain later. One of us visited the hill situated between the river Sarchí and El Trojas, known as "the island of Matamoros." As can be seen in the photographs, the cracks are large, and the ground presented the same appearance as the area just described. The description which we received of Toro Amarillo coincided with the above to the smallest details. The flood came down mainly via the river Anonos and on the north of the range. There were also great landslides. We estimate the area that slipped down as about 500 manzanas 2 on each side (A manzana is a square measure of 100 x 100 yards).

View of the Sarchi river flooding.


While the great number of fissures observed on the crests of the hills was caused in part by the sudden slipping of the sides, yet the intensity of the shock or shocks, which was very high, contributed to their formation, and especially to those of moderate depth. The special topography of the area also was favorable to rupturing and landslides, but in neighboring places of like topography no such damage occurred. The great disturbance affects the crest between the rivers Sarchí and Anonos. The epicenter includes the higher region, about 1 to 1.5 square kilometers. An earthquake of such violence as this lost intensity rapidly. At a distance of 34 kilometers (at San Jos6) it caused no damage. At 105 kilometers, at Colonia, Carmona, it was scarcely noticeable, and at Las Cañas, 97 kilometers distant, it was also weak. At San Marcos (65 kilometers) it was not severe.

The substance of the above may be summarized as follows: The earthquake of the 6th of June, or the earthquake of Sarchí, had its epicenter five kilometers west of the volcano Poás at the summit of the range, between the sources of the rivers Sarchí and Anonos. Its origin or epicenter was not deep and the area of high seismic intensity was very limited. Various smaller shocks occurred some hours before the great earthquake, almost all proceeded by a seismic rumbling, followed by others that were not strong enough to be registered at San José, The subsequent shocks were very insignificant. On the 9th, at 9:16 a.m., the Ewing seismograph registered a very distinct tracing on two successive shocks thirty-five seconds apart. The second was the stronger and lasted thirty-six seconds. At 1:50 p.m. a microseism was registered. One of us (Biolley) was at the headwaters of the river Sarchí and describes the phenomena as follows: "I arrived at the headwaters of the river Sarchí at 9 a.m. A few minutes thereafter occurred a vibratory temblor, which I estimate of an intensity of VII, and this was followed by thirty-fir e other shocks, intensity VI and V and the weakest at IV, besides more than a hundred between III and II." Such activity was purely local, for only the double shock at 9:16 was felt at San Jos6, thirty-four kilometers distant. This confirmed the superficial origin of the entire series of shocks which comprise the earthquake of Sarchí. Since the epicenter of these earthquakes is so close to the volcano Poás, one immediately queries: Are these disturbances of volcanic or tectonic origin? 

It is a fact that no abnormal phenomena were observed within the crater of Poás. Some eruptions occurred, both large and small, but one cannot consider these ordinary manifestations alone as evidences of a greater activity. At times of great eruptions (1905) no earthquakes were felt whose epicenter was in the neighborhood of the volcano. Is the earthquake of Sarchí one of the many manifestations of the seismic activity which has kept us in constant alarm during the last two years?

Concerning these definite points, we do not hesitate to confess that any opinion is premature, for we lack the numerous observations necessary in order to deduce any opinion as to the cause or causes of the earthquake. On the other hand we make no predictions of any kind, nor discuss theories more or less well founded. The diverse theories and explanations concerning large or small earthquakes are more or less matters of personal opinion, and as long as science offers us no guidance by means of observation and experience, it is not possible to reach conclusions regarding points still under discussion. Let us then leave the discussion of causes of this earthquake, whether volcanic or tectonic,-to await the time when these become more definite in one sense or another, or they terminate with a reduced number of subsequent shocks, as was the case in the former destructive earthquakes of Toro Amarillo and of Guatuso.

The flood.--The report by certain inhabitants appears confirmed, that ten minutes after the strong shock they heard an intense and prolonged noise that was heard over a considerable area. Don Pantaleón Serrano states that the night of the earthquake he was at his farm near the sources of the river Sarchí, and that the noise was heard "a little bit" after the earthquake. This noise, which on account of its strange character terrified all the inhabitants of the region, was produced by a tremendous flood which came down the deep gorge of the river Sarchí. It is estimated that an hour after the earthquake a large volume of water passed Grecia, taking out the bridge on the road to Sarchí. As is known, the flood descended the river Colorado and reached the Rio Grande, a distance approximately of thirty-five kilometers. By 4 a.m. it had subsided to a large extent, but there were, before and after this hour, other floods both small and large. Nearly all of the 7th, the water of the river Sarchl was muddy.

Intersection of Sarchí and Colorado rivers.


Thirty-six hours later another flood came down. The sight of the enormous mass of mud along the passage of the river Sarchí gives evidence that the inundation was considerable. The water looked like thick mud of brown or almost black color. This color is characteristic of wet ground and the odor was that of small lakes and swamps. This odor was reported as that of some sulphurous gas, and was assumed to be hydrogen sulphate or sulphur dioxide, but this opinion was not confirmed but disproved by the doctors who were present at the conference mentioned and who visited the river a few minutes after the flood.

Dr. Michaud has given us the results of an analysis made by himself which shows that the muddy water contains 8 mg. of sulphuric acid per liter, and that the residue contained aluminum sulphate and clay. Microscopic study of the sediment showed it to be the result of the decomposition of volcanic rocks. The temperature of the water of the river Sarchí was about 19 °C. (temperature of the air 23 °C.). There were no reports of the temperature of the flood water being raised, nor did those who were at work cleaning the road notice anything particular in this respect. The flood reached its maximum at a place called Cocobola, at an elevation of 1170 meters. The water not being able to pass the curves jumped over the ridges, stripping them bare of trees, branches and mud. At the juncture with the river San Juan the flood back watered a distance up that stream. On the north side of the range another tremendous flood descended simultaneously the river Anonos and carried everything before it, including the dwellings of the inhabitants, who were drowned. Up to the date of our visit the details of this flood were not known, but it was colossal. Some declare that it was greater than that of the Sarchí and calculate its width as 500 meters. It may be mentioned that in both floods a great number of dead fish were noted.

Causes.--It is immediately apparent among all the rivers that rise on both sides of the range only the Sarchí and Anonos were flooded. In all the others that drain from these same mountains there was no sign of a great flood. The waters of the rivers Itiquís, Poás and Prendas were scarcely muddied and the water plants along their shores show no sign of being disturbed. The same may be said even more forcibly of the rivers Trojas, San Juan and Vigía, for there were landslides of no small size in the headwaters of these streams which muddied up their water. The idea that both floods were caused by rains must be discarded for two reasons. First, because there was very little rain on the day of the earthquake as well as the preceding days; and second, because if this were true the same thing should have happened in all the rivers mentioned, which was not the case.

We must, therefore, search in other directions for the cause. There is a flat, known as "Potrerillos" or "Laguna Vieja," situated on the top of the range, between the headwaters of the Sarchí and Anonos. The ground is soft, wet and supports a scanty vegetation. This region is undoubtedly an ancient crater-lake, whose wails, sapped by erosion were thrown from their foundations by the violence of the earthquake, which, as has been seen, has its epicenter at the same place. The great mass of accumulated water burst forth suddenly and encountered on the way the great earth falls, and formed mud mixtures which it swept along its course with enormous velocity. It is not possible to conceive that such a mass of water could have come from any other source. The earthquake then only hastened a phenomenon which sooner or later would have taken place of itself. It is well known that one must cross two ancient craters before reaching the present vent of Poás. The soil and subsoil of these show cracks in which there is always standing water.

Carl V. Seebach, to whom we owe important studies of our volcanoes, says: "I have never heard of a more complicated volcano than Poás." It is certain that the mass known as the volcano Poás consists of a series of very ancient craters, many of which are covered by thick forests and of which we have no knowledge. The commission that undertook the study of the earthquake of Toro Amarillo indicated the existence of an immense extinct crater about 12 kilometers west of the present crater. Detailed study of the entire region will show the existence of other craters in other directions. It is not strange that the crater lake should exist between this ancient extinct crater and the present vent that caused the great flood. With the few topographic details in existence we cannot think of any other cause capable of explaining such a wonderful phenomenon. The profound chasm of the Sarchí may have been formed on account of having been the natural drain of this lake in remote times, as appears to be confirmed by the reports we received in Grecia. We were assured, moreover, that the water of the Sarchí is very like that of the Anonos. The presence of sulphuric acid and the crystals Observed in the mud suggest the volcanic nature of the region. We must add, however, that no earthquake has been registered in the National Observatory since the 9th until the present date, and the volcano Poás has not shown indications of any considerable increase in its activity. Nor have we received reports confirming the existence of new volcanoes. 

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