EL TERREMOTO DE TORO AMARILLO DE 1911
EL TERREMOTO DE TORO AMARILLO DE 1911
Por Anastasio Alfaro, Gustavo Michaud y P. Biolley C,
Anales del Centro de Estudios Sismológicos de Costa Rica, Año 1911.
Señor: Subsecretario de Fomento
Encargado del despacho
S. D.
En cumplimiento de la comisión que se
nos dio para investigar los efectos del terremoto ocurrido en Toro Amarillo del
cantón de Grecia, en la noche del 28 de agosto próximo pasado (1911), salimos
de esta capital en la mañana del 2 de setiembre, para dormir en Grecia ese
mismo día. El movimiento que nos referimos se
sintió en San José a las 10:06 p.m. con dirección NW e intensidad VI, como
podrá verse por los sismogramas adjuntos, uno de los cuales nos ha sido
presentado por el Profesor don J. Fidel Tristán, Director del Colegio Superior
de Señoritas.
Sismograma del terremoto de Toro Amarillo de 1911, registrado en el Colegio Superior de Señoritas |
En Alajuela, 20 km al NW de San José, se
sintió con intensidad VII, según informes de particulares, y en Grecia; 20 km
al NW de Alajuela, se sintió con intensidad VIII, conservando siempre la misma
dirección, como podía observarse por la caída de botellas y de otras
mercaderías, en la botica de aquella ciudad y en otros establecimientos de
comercio. Los daños en esta ciudad fueron insignificantes en las
construcciones, debido a que la iglesia es de hierro y la casi totalidad de las
casas son construcciones de bahareque y madera.
En la población de Grecia se unieron a
nuestra comitiva los señores ingeniero don Manuel Carranza y don Alfredo Gómez,
personas que nos prestaron toda clase de auxilios personales y de alojamiento,
con la mejor buena voluntad y desinterés; con ellos iban algunos trabajadores,
que nos sirvieron para el transporte de equipajes y para las excursiones en la
montaña. En la mañana del domingo 3 de setiembre,
salimos de Grecia con dirección próximamente al norte, hasta llegar a la altura
de la sierra, que se trasmonta en el lugar llamado El Portillo, a 2064 metros
sobre el nivel del mar. Antes de llegar a este lugar, después de la quebrada
del Vigía, empiezan a observarse los primeros derrumbes pequeños en los flancos
del camino; poco adelante, a 1419 m de elevación sobre el nivel del mar, se
encuentran las primeras grietas en el suelo, perpendiculares a la dirección del
movimiento sísmico; aquí los derrumbes son de más consideración.
Al llegar al punto llamado Las Trojas
pudo observarse ya una grieta de 30 m de largo por 0,5 m de hondo y 0,08 m de
ancho, aproximadamente. La altura de Las Trojas es de 1540 m. Pasando El
portillo el camino se encuentra completamente obstruido, por el derrumbe de los
paredones al centro de la vía, y en los pequeños llanos de la altura, las
grietas son tan anchas y profundas que no se puede caminar a caballo, por lo
cual tuvimos que devolver las bestias y continuar nuestro viaje a pie. La
altura de El Portillo marca la división de las dos vertientes, dejando al sur
la región seca, arcillosa y cultivada, que se extiende por toda la meseta
central hasta las costas del Pacífico, y al norte la región húmeda de lluvias
frecuentes y que se extiende hasta terminar en la frontera Norte de Costa Rica,
comprendiendo las feraces llanuras de San Carlos, Sarapiquí y Santa Clara.
El camino por este lado debe considerarse
como una arteria importante de la región Norte: por comprender una distancia relativamente
corta y con acceso fácil para los finqueros y trabajadores de toda la provincia
de Alajuela. El camino para bajar a las llanuras tiene poco más de 5 km y es
fácilmente practicable, hasta convertirlo en carretera con un costo
relativamente pequeño, porque no tiene puente alguno y dispone de abundantes
rocas volcánicas para lastrar la vía hasta la pequeña población de Toro
Amarillo, que se halla a 1514 m.s.n.m. y que puede considerase como la puerta
de entrada de las extensas llanuras del Norte; la temperatura de Toro Amarillo,
donde estaba alojado nuestro campamento, es de 16 °C por término medio; la
máxima nos dio 24 °C y la mínima es de 11 °C, que fueron las temperaturas
extremas observadas del 3 al 6 de setiembre.
En esta pequeña población había 25
habitaciones de madera, ocupadas por familias de trabajadores, muchas de las
cuales salieron hasta Grecia después del terremoto, por temor de más serias
consecuencias. Los movimientos del 28 comenzaron desde las 5 p.m., alcanzando
su mayor intensidad poco después de las 10 p.m., y continuó temblando por
espacio de algunos días; todavía durante nuestra permanencia, se sintieron algunas
sacudidas y con frecuencia se oían retumbos volcánicos.
La aldea de Toro Amarillo se encuentra
circundada por cerros, muchos de ellos de forma cónica, tales como el cerro
Congo al NNE, que es el más avanzado hacia las llanuras del Norte. Por el lado
sur, se hallan los cerros Roble, Alto del Portillo y el de Los Alfaro. Al este,
se hallan los cerros del Gorrión, Los Anonos, el volcán Poás, el cerro del
Ángel y el Cariblanco, que llega hasta el camino del Sarapiquí. Y al oeste
quedan los cerros de Quebrada Grande, Río Segundo Barroso, Pelón y Volcán
Viejo.
La aldea se halla colocada en las
cabeceras del Toro Amarillo que corre hacia el Norte, cuyas aguas están
formadas por los riachuelos llamados Yurro Hondo, Guápiles, Azul, Las Pilas,
Quebrada Gata, Río Agrio, el desagüe del volcán Poás, Los Anonos y el Gorrión
por la margen del este; y por el oeste, la Quebrada Grande, Río Segundo, el desagüe
del Volcán Viejo, Río Barroso y El Mico. Como a 8 km de su curso, a partir de
la aldea, tiene el río Toro Amarillo una preciosa catarata de 60 m de altura próximamente
y pudiera tal vez aprovecharse en los años venideros como fuerza hidráulica de gran potencia. En la aldea de Toro Amarillo
había antes del terremoto como 100 habitantes que se ocupaban en el cultivo de
granos, en el cuido de las fincas de ganado y muy especialmente en el corte de
maderas de Cedro, Quizarrá e Ira, maderas que son muy abundantes y que
mantenían en ejercicio a tres máquinas de aserrar, movidas por la fuerza del
agua.
El día siguiente de nuestra llegada
visitamos la región NW por hallarse allí los derrumbes más considerables en la
finca de Jesús Esquivel, derrumbamientos de la montaña que abarcan un espacio
como de tres hectáreas cada uno y que dejaron limpio el flanco de la loma por
uno y otro lado, en forma de una punta de diamante; estos derrumbamientos
arrastraron consigo toda la vegetación, y en su caída desraizaron los árboles
que quedaron amontonados en los bajos y cubiertos por espesos mantos de tierra
y de grandes piedras. Al día siguiente se prosiguió la exploración próximamente
con el mismo rumbo recorriendo feraces hondonadas, cubiertas de cedros,
palmitos y súrtubas, por habernos dicho que existía en esa dirección el cráter
de un volcán extinguido, y a la orilla del cual se ha hecho el denuncio de una
mina que se supone contenga oro. Durante esta exploración seguimos en su curso
ascendiendo el Río Segundo, para llegar a una quebrada que llaman el desagüe
del Volcán Viejo; efectivamente se encuentran en el curso de este desagüe
conglomerados volcánicos que contienen azufre y rocas estratificadas de arenas
y ceniza en capas horizontales que atestiguan la existencia de un antiguo
volcán en la espaciosa olla, llamada el cráter del Volcán Viejo que tiene
próximamente 1800 m.s.n.m.
Derrumbes camino a Toro Amarillo |
A pesar de que existen pequeños
derrumbamientos en las colinas de este lado, la falta de grietas en el suelo,
el carácter de la vegetación intacta, y otros detalles que sería prolijo
enumerar, dan el convencimiento de que este viejo cráter no tiene actividad
alguna, y que la sacudida debió verificarse más cerca de nuestro campamento
central, colocado en la aldea de Toro Amarillo. Nuestra tercera exploración se
dirigió hacia el cerro del Congo, en una extensión de 8 a 10 km, con rumbo NW, pasando por la
finca de don Narciso Blanco hasta llegar a los desmontes contiguos a la gran
catarata del Toro Amarillo, que antes citamos. Sobre este último camino
recorrido, los derrumbes y grietas en el suelo van siendo cada vez menores a
medida que uno se aleja de la aldea; los terrenos de este lado tienen valles
feraces, ricos en maderas de excelente calidad, y han comenzado a cultivarse,
haciendo desmontes que se emplean para la siembra del maíz, luego se destinan a
pastos; donde hay algunos hatos de ganado. Los pastos en esta región se
conservan siempre verdes por lo cual los vecinos de Grecia han considerado los
potreros del Toro Amarillo como estación veraniega para sus ganados; las aguas
son abundantes y de buena calidad exceptuando unas pocas quebradas que, por
tener sus cabeceras en el volcán Poás, reciben infiltraciones de sustancias
desagradables tales como el ácido sulfúrico e hidrógeno sulfurado, en el
llamado río Agrio.
Árbol de Cedro caído durante el terremoto de Toro Amarillo en 1911. |
Por la inclinación del terreno que conduce
a las llanuras del Norte, pudiera aprovecharse para diversas clases de
cultivos, desde las papas y duraznos, en la región alta del sur, hasta el
cultivo de caña de azúcar en los bajos del norte. A pesar de la gran cantidad
de derrumbes que pasan de 60, el hecho de hallarse la mayor parte de ellos en
la montaña misma, y los cultivos en los bajos, así como las casas de habitación
que son todas de madera, no hubo desgracias personales y los daños en la
propiedad no son considerables. A pesar de que la sacudida debió alcanzar la
intensidad X, a juzgar por los destrozos hechos en los flancos de los cerros y
colinas.
De los tres factores empleados para la determinación del epicentro de
un terremoto, el tiempo, la dirección y la intensidad, pudimos aprovechar
solamente los dos últimos. Nos bastaron, sin embargo, para determinar con una
aproximación suficiente para los fines prácticos la posición del epicentro de
los recientes terremotos. En San José, los sismógrafos del Observatorio y el
que don J. Fidel Tristán instaló en el Colegio de Señoritas dieron la dirección
de la región volcánica del Poás. En Alajuela, las personas que vimos nos
dijeron que habían percibido el movimiento en la dirección N-S. En Grecia
tuvimos suerte de encontrar en una tienda algunas botellas que ocupaban la
posición en que habían caído. Yacían en dirección NW. En Toro Amarillo las
casas destruidas cayeron o se inclinaron casi siempre en dirección NNW-SSE. Por
otra parte, la intensidad de los terremotos fue mucho mayor al norte que al sur
de la Cordillera Volcánica. La destrucción de las casas de madera y la
formación de una multitud de grietas en el suelo son fenómenos que no se
manifestaron en San pedro de Poás, según nos fue dicho.
Tampoco vimos al sur de
la Cordillera derrumbes comparables en número y dimensiones a los que pudimos
observar sobre la vertiente norte. Estos hechos, junto con la dirección de las
grietas en el camino de Grecia a Toro Amarillo, nos inducen a creer que el
epicentro de los últimos terremotos es un punto colocado a pocos kilómetros,
(de 6 a 9 probablemente) al NW del volcán Poás. El centro mismo tiene poco
profundidad. La debilitación considerable de la intensidad alrededor del
epicentro permite hacer esta afirmación con un alto grado de seguridad. Por este
carácter los últimos terremotos se parecen al del 4 de mayo de 1910, pero la
intensidad de este último al epicentro fue mucho menor. La poca profundidad del
centro es de buen augurio para la seguridad de las ciudades vecinas. Para que
sufriesen estragos serios las ciudades de Naranjo, Grecia y San Pedro del Poás,
sería necesario que en el epicentro se produzca un cataclismo tal como raras
veces ha ocurrido.
Mapa de intensidades del terremoto de Toro Amarillo del 28 de agosto de 1911 (Güendel et al., 1992). |
Etiquetas: deslizamientos., EL TERREMOTO DE TORO AMARILLO DE 1911, terremotos de Costa Rica, Waldo Taylor
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